El lenguaje es el que nos dice algo sobre la esencia de una cosa. La palabra color tiene su origen en la raíz indoeuropea kel (ocultar) y en germánico dio lugar a la palabra helm (yelmo) y a la raíz khallo (cubrir, esconder). Con la evolución del idioma, el significado pasó de «ocultar» a «rayos luminosos que percibimos por medio de los ojos». Más interesante aún es la raíz etimológica de la palabra en alemán (Farbe), que tiene su origen en el concepto del alto alemán antiguo far(a)wa, que significa faro. La evolución etimológica de la palabra respalda la idea de Goethe de que «el color en sí mismo es un grado de la oscuridad». Desde aquí parten las teorías modernas sobre el color. La exposición «Lo tienes que ver» pone el color en el centro, liberado de la forma y de la contingencia. Un enfoque poliédrico que analiza en profundidad tanto los artistas abstractos del siglo XX y XXI como los referentes teóricos anteriores que los influenciaron.